Producción de silaje de alfalfa de alta calidad paso a paso
El silaje de alfalfa es uno de los recursos más valiosos en la alimentación del ganado vacuno, ovino y caprino. Su riqueza en proteína, fibra digestible y minerales lo convierte en un forraje estratégico para mantener la producción durante todo el año. Sin embargo, su calidad depende directamente del manejo durante la cosecha, el secado y el almacenamiento. En esta guía te explicamos cómo producir un silaje de alfalfa de alta calidad paso a paso.
¿Por qué ensilar alfalfa?
La alfalfa es una leguminosa con un elevado contenido proteico y un perfil de aminoácidos ideal para los rumiantes. No obstante, su humedad inicial y la facilidad con que se oxida hacen que la conservación en seco sea complicada. El ensilado permite mantener gran parte de su valor nutritivo y disponer de alimento de calidad incluso fuera de la temporada de crecimiento.
Ensilar alfalfa reduce pérdidas por hojas, mejora la digestibilidad y permite conservar el forraje en condiciones controladas. Además, facilita la planificación del suministro y ayuda a estabilizar costes de alimentación en las explotaciones ganaderas.
Paso 1: Momento óptimo de siega
El primer paso para obtener un buen silaje de alfalfa es elegir el momento adecuado de corte. Lo ideal es segar cuando la planta se encuentra entre el 10 % y el 20 % de floración, momento en el que se alcanza el equilibrio perfecto entre proteína y fibra.
Segar demasiado pronto aumenta la humedad y dificulta el fermentado, mientras que hacerlo demasiado tarde reduce el valor proteico y la palatabilidad del forraje. La siega debe realizarse preferiblemente en las horas de la mañana, cuando el contenido de azúcares solubles es más alto y la planta está más seca por el rocío evaporado.
Paso 2: Presecado y manipulación adecuada
Una vez segada, la alfalfa debe presecarse hasta alcanzar un contenido de materia seca del 35 % al 45 %. Este paso es crucial para evitar fermentaciones indeseadas y mantener la calidad proteica.
Durante el presecado:
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Usa henificadores o volteadores para distribuir la humedad de forma homogénea.
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Evita manipular el forraje cuando esté demasiado seco para no perder hojas, que son la parte más nutritiva.
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Reduce el tiempo de exposición al sol para minimizar la pérdida de carotenos y vitaminas.
Un presecado controlado mejora la compactación posterior y reduce el riesgo de mohos.
Paso 3: Picado y transporte al silo
Cuando la alfalfa alcanza el punto de materia seca adecuado, se procede al picado con picadoras de precisión. El tamaño de corte ideal se sitúa entre 1 y 2 cm, lo que facilita la compactación y mejora la fermentación.
El transporte hasta el silo debe hacerse lo más rápido posible para evitar oxidación o pérdidas por calentamiento. En el caso de silos horizontales o trincheras, es recomendable que el llenado se realice en capas delgadas y compactadas inmediatamente con maquinaria pesada.
Paso 4: Compactado y sellado del silo
La compactación es uno de los factores más determinantes en la calidad del silaje. Cuanto menos aire quede dentro del silo, mejor será la fermentación.
Recomendaciones clave:
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Compactar en capas de unos 20 cm.
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Utilizar rodillos o tractores con peso suficiente para eliminar bolsas de aire.
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No dejar el material sin cubrir más de 24 horas.
El sellado hermético es igual de importante. Usa láminas plásticas de alta densidad bien fijadas con peso (sacos de arena o neumáticos). Esto evita la entrada de oxígeno y el crecimiento de hongos.
Paso 5: Fermentación y control de calidad
El proceso de fermentación del silaje de alfalfa dura entre 30 y 45 días. Durante este tiempo, los microorganismos convierten los azúcares en ácido láctico, lo que reduce el pH y estabiliza el forraje. Un buen silaje debe tener un olor ligeramente ácido, color verde oliva y textura firme.
Es recomendable analizar una muestra en laboratorio para comprobar parámetros como la proteína bruta, la materia seca, el pH y la presencia de micotoxinas. Un seguimiento profesional permite garantizar una alimentación equilibrada y segura.
Paso 6: Conservación y uso
Una vez abierto el silo, debe mantenerse protegido y consumirlo de forma progresiva para evitar oxidaciones. El frente del silo debe avanzar al menos 10 cm diarios en invierno y 20 cm en verano, dependiendo de la temperatura. Mantener una superficie limpia y sin exposición prolongada al aire es clave para conservar la calidad.
Conclusión: un buen silaje empieza en el campo
La calidad del silaje de alfalfa depende tanto de la técnica como de la atención en cada paso: momento de siega, presecado, picado, compactación y sellado. Cuidar estos detalles permite conservar la proteína, la fibra y la energía del forraje durante meses.
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