La importancia del silaje de alfalfa
El silaje de alfalfa es una de las mejores alternativas para garantizar alimentación estable y de calidad en el ganado durante todo el año. Su aporte proteico y su alta digestibilidad lo convierten en un recurso esencial para explotaciones lecheras y cárnicas. Sin embargo, obtener un silaje realmente nutritivo no depende solo de cultivar alfalfa, sino de manejar correctamente cada paso del proceso de ensilado.
Paso 1: elegir el momento ideal de corte
La calidad del silaje empieza en el campo. La alfalfa debe cortarse en el punto exacto de desarrollo:
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Primer corte: en etapa de botón floral, cuando la proteína es más alta.
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Cortes posteriores: en inicio de floración, equilibrando producción y calidad.
Cortar demasiado temprano reduce volumen y cortar tarde disminuye el contenido nutritivo.
Paso 2: controlar la humedad
El nivel de humedad es clave para evitar fermentaciones indeseadas o pérdidas. Lo ideal es alcanzar entre 30 y 40 % de materia seca antes de ensilar. Para lograrlo:
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Extiende la alfalfa en hileras uniformes.
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Evita exposición excesiva al sol que provoque pérdidas de hojas.
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Usa rastrillos suaves para no dañar el material.
Paso 3: picado y llenado uniforme
Un picado correcto facilita la compactación y la posterior fermentación. El tamaño óptimo oscila entre 1,5 y 2,5 cm. Posteriormente:
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Llenar el silo en capas finas.
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Distribuir de forma homogénea para evitar bolsas de aire.
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Mantener una progresión rápida para cerrar lo antes posible.
Paso 4: compactación intensiva
La compactación es fundamental para expulsar oxígeno. Sin ella, la alfalfa puede calentarse y perder nutrientes. Algunos consejos:
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Pasar maquinaria pesada en cada capa.
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Evitar espesores superiores a 20 cm.
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No dejar el material sin compactar más de unas horas.
Paso 5: sellado y fermentación
El silo debe sellarse con plásticos resistentes, ajustados al borde y con lastre para evitar filtraciones de aire. A partir de ahí comienza la fermentación láctica, que dura entre 3 y 6 semanas, estabilizando el silaje y conservando su valor nutritivo.
Conclusión
Producir un buen silaje de alfalfa requiere precisión en cada fase: elegir el corte adecuado, controlar la humedad, picar y compactar con cuidado, y sellar correctamente. Un manejo riguroso asegura un alimento de alta calidad, con gran aporte proteico y digestible, que mejora la producción y bienestar de tu ganado.
👉 Con un silaje bien hecho, conviertes tu cosecha en un recurso estable y rentable durante todo el año.